Modificar la forma tradicional de trabajar es clave a la hora de lograr un mejor posicionamiento frente a los competidores. Pero llegados a este punto, ¿de qué forma podemos incentivar las capacidades que permiten a una organización realizar cambios que repercutan en mejoras?
Como en casi todos los procesos que pretendemos que se extiendan a lo largo de la organización, el punto de partida está en el más alto nivel. De esta forma, el primer paso que deben dar los directivos para incentivar la innovación dentro de la empresa es analizar y cuestionar el trabajo interno para aplicar cambios que se traduzcan en beneficios.
¿Cómo puedo fomentar la innovación empresarial?
Los tiempos en los que era necesario convencer a los gerentes de la importancia de innovar para no quedarse atrás ha pasado a la historia. Ahora el reto es saber cómo innovar más rápido y mejor. Es necesario, por tanto, llevar a cabo una serie de actuaciones encaminadas a fomentar la innovación empresarial.
¿Quieres saber cuáles
- Brindar a cada área las herramientas necesarias para desarrollar los proyectos y transformar a la empresa en una suerte de laboratorio de ideas rentable.
- Desarrollar y fortalecer los canales de innovación, permitiendo a los trabajadores crear y comunicar sus ideas en los proyectos que se desarrollen bajo los sustentos de la innovación. Esta retroalimentación permite incluso modificar las metas planteadas por las organizaciones.
- Crear equipos multidisciplinares. Se suele relacionar el concepto de innovación con las nuevas tecnologías. Pero el simple hecho de formar equipos con miembros que tienen distintas habilidades, formaciones y visiones, incluso de diferentes orígenes y culturas, puede generar el ecosistema más adecuado para concebir ideas innovadoras. Al mismo tiempo, estarás fomentando el trabajo en equipo.
- Fomentar el brainstorming. La innovación no es algo que pueda contratarse, no es una aptitud que pueda encontrarse en un proceso de selección. Muchas ideas revolucionarias surgen de repente, a raíz de una conversación o de una frase que alguien suelta casi sin pensar. Por eso, no hay nada como juntar a los trabajadores e invitarlos a que digan el alto sus ideas, por muy descabelladas que puedan sonar. Poco a poco hay que ir centrando las ideas más acertadas, ver si son rentables y si servirían para ayudar a la empresa a crecer o a reducir costes.
- Crear espacios propicios para fomentar la creatividad. Si en la oficina hay una zona done los empleados se reúnan durante los descansos, será más fácil que interactúen entre ellos. También puede haber áreas destinadas a la reflexión, alejadas del ruido de los teléfonos, de las conversaciones y de los teclados de los ordenadores.
- Dejar claro que no pasa nada por equivocarse. Como en cualquier proceso de cambio o idea innovadora, existe la posibilidad de que el proyecto no tenga éxito. Ese riesgo tiene que ser asumido por el equipo de dirección, quien debe transmitir a la organización una visión clara sobre la importancia de la innovación. Esto evitará que los trabajadores tengan miedo al fracaso de su planteamiento.
- La innovación debería formar parte del ADN de la empresa. La idea de innovación empresarial en toda la organización es prácticamente un tarea de carácter cultural. No basta con tener el mejor proceso de innovación. Es necesario desarrollar una cultura de innovación que lo refuerce. Prueba a incentivar un cambio en la mentalidad de tus trabajadores y colaboradores, de tal forma que estos asuman de manera natural la transformación que hay que abordar para ser partícipes de la innovación. No olvides que son las personas quienes innovan, no las empresas.
- Diferenciar entre innovación empresarial y creatividad. Cuanto antes tengas claro que ambos conceptos son diferentes, antes podrás decir a tus empleados qué es lo que estás buscando exactamente. A grandes rasgos, se puede decir que la creatividad es un concepto abstracto de una idea, mientras que la innovación es la plasmación de esa idea en un proyecto que va a suponer beneficios para la compañía. Si en tu compañía tienes una persona muy creativa y otra a la que se le da bien plasmar esas ideas, formarán un buen equipo.
- Ofrecer compensaciones. Si tu empresa le da mucha importancia a la innovación, una forma de motivar a los empleados es ofreciendo incentivos que todos conozcan de antemano. Así sentirán que ellos también salen ganando. Algunas compañías, incluso, pagan a sus empleados el tiempo que estos dedican a desarrollar nuevas ideas.
- Establecer un canal para que los empleados que tengan alguna buena idea sepan dónde tienen que acudir es otra acción que deberías plantearte. Este proceso debería ser, además, simple y rápido, sin excesivas burocracias. Ten en cuenta que la idea es reducir al mínimo el tiempo que pasa entre la gestación de una idea y su implementación para obtener beneficios. Del mismo modo, puedes capacitar a algunos de tus empleados en gestión de la innovación.
- Definir un proceso de evaluación de ideas. A veces, el problema no está en la falta de ideas, sino en no saber qué hacer con ellas. Con un proceso claro sobre cómo captar evaluar, seleccionar e implementar las ideas con los recursos disponibles estaría solucionado.
- Medir los resultados. De nada sirve implantar todas las fórmulas de innovación existentes si al final el resultado no se traduce en un aumento de los beneficios. Así que no te olvides de definir métricas al inicio (clientes entrevistados o porcentaje de empleados capacitados), durante el proceso (número de ideas generadas en un periodo determinado o tiempo que se han tardado en evaluar) y al final (porcentaje de ideas implementadas, el beneficio que generan o el tiempo que ha pasado desde la gestación hasta su lanzamiento).
- Apostar por líderes innovadores. Jefes hay en todas las empresas. Pero, ¿Cuántas tienen a esa persona capaz de lograr que sus compañeros la sigan hasta el punto de no poner en duda sus decisiones? Si tienes la suerte de contar con alguien así en tu equipo, puede ser la pieza que te faltaba para rematar el proceso de innovación de tu empresa.